Empezó el 2021 y regresó
#Cinetflix. El primero del año se lo dedicamos a películas protagonizadas por villanos. Mi recomendada fue una película basada en un personaje real, uno vil y despreciable como pocos: el holandés Andries Riphagen, tristemente célebre por su rol durante la segunda guerra mundial.
Riphagen, tras la ocupación alemana, integró las filas de los Servicios de Seguridad que debían reportarse periódicamente a la S.S. Su misión: Buscar judíos ocultos, él le sumó: ganarse su confianza, apoderarse de sus bienes y después traicionarlos.
Pieter Kuijpers dirigió lo que inicialmente se presentó como una miniserie de tres capítulos y que, tras unos recortes, terminó convertida en una película de un poco más de dos horas que duración que retrata con frialdad y sin ningún tipo de empatía a este criminal. Claro, nadie es completamente oscuro, Kuijpers no lo niega y nos muestra la complejidad de este personaje, que no por eso deja de ser menos monstruoso mientras muestra el contexto tenso de la época del que, personas como Riphagen, se beneficiaron sin ningún escrúpulo.
Jeroen Van Koningsbrugge construye un personaje sin fallas, un embaucador redomado que a veces ya parece no saber donde empieza y finaliza su mentira y cuya sangre fría y cinismo son pasmosos.
La contraparte de Riphagen está en el personaje de Jan miembro también de la SD que sirve a la resistencia desde su posición de infiltrado. Su inclusión permite ver cómo se vive la resistencia en tiempos difíciles, personas que, desde el anonimato, intentan cambiar el curso de los acontecimientos.
Alrededor de Riphagen/Jan hay toda una gama de personajes que encarnan diversas posturas: los que se negaron a ver lo que pasaba, los que fueron obligados a convertirse en delatores, los que no midieron las capacidades de sus adversarios, entre otros, que brindan un retrato completo y variado de la época.
¿Por qué dedicarlo más de dos horas a ver la historia de un ser despreciable? Yo diría que porque villanos así no son posibles sin un entramado de cómplices y facilitadores que, muchas veces, ignoran el fuego que están avivando y haciendo crecer.
Riphagen, justamente, nos habla de no vendarnos los ojos frente a la maldad ejercida sin pudor. Su desenlace, lo aseguro, difícilmente los dejará indiferentes.
Sumo en esta ocasión, la recomendación que hicimos a duo
con Samuel Castro: The hater del director polaco Jan Komasa, el mismo de Corpus Christi, se centra aquí en un tema de gran actualidad: cómo el odio es un gran negocio y direccionarlo una herramienta de infinito poder. Recomendada en este inicio de año con noticias que justamente nos recuerdan lo fácil que es unirnos para odiar a otros y las consecuencias que eso acarrea.