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Gatsby, un veinteañero de aire desgarbado, estudiante de letras y nostálgico de la vieja Nueva York, esa de los pequeños clubes de jazz que se niega a desaparecer bajo el empuje de la modernidad, está emocionado de llevar a su novia, una chispeante, ingenua y algo atolondrada  futura periodista a pasar un fin de semana en la ciudad de sus amores. Este es el punto de partida de Un día lluvioso en Nueva York, último estreno de Woody Allen, su número 53,  y ese joven nostálgico que mira con desconfianza y cinismo el mundo burgués en el que ha crecido, un alter ego, como ya es costumbre en su obra, de este prolífico e ingenioso, guionista, músico  y director estadounidense, no es otro que Timothée Chalamet, una joven estrella en ascenso que no deja de sorprender.

Neoyorquino, como Allen, Chalamet es hijo de padre francés y madre americana de origen ruso (de ahí su fluidez en francés, claro, pero también en otros idiomas), con tan solo 23 años ha demostrado con creces que su talento no es flor de un día.

El 2018 fue, sin duda,  el año en el que Chalamet parecía estar en todas partes y aquellos que no lo habían notado antes descubrieron, con creces, que había llegado para quedarse cuando lo vieron, sonriente y nervioso, en la ceremonia de los Premios Oscar, esperando que se entregara el premio a mejor actor secundario  categoría en la que estaba nominado por su papel de Elio, el joven que descubre su atracción por el becario que ha invitado su padre a pasar con ellos un cálido verano en Italia, en Call me by your name.  Más que merecida la nominación, Chalamet se convierte en un Elio primero dudoso y después atrevido, dispuesto a vivir con creces ese amor insospechado que le cae de repente y lo enfrenta a sentimientos hasta entonces desconocidos para él, todo esto puesto en escena con gran sensibilidad y sutileza por el director italiano Luca Guadagnino.

En esa misma ceremonia la actriz y guionista  Greta Gerwig, sorprendía con las cinco nominaciones de su película Lady Bird, y Chalamet, por supuesto, también participó allí interpretando al atractivo y esnobista compañero de la protagonista, la versátil y también muy talentosa, Saoirse Ronan.  A los dos podremos verlos de nuevo juntos bajo la dirección de Gerwig en su esperada adaptación de la aclamada novela, Mujercitas, que está próxima a estrenarse.

Por si fuera poco lo anterior, a inicios de este año Chalamet recibía la nominación a mejor actor secundario en los Globos de Oro, por su papel del hijo drogadicto del personaje interpretado por  Steve Carrell, en My Beatiful boy la adaptación del conmovedor libro del periodista  David Sheff en el que narra su lucha y sufrimientos ante la dura adicción de su hijo mayor. Para muchos, Chalamet merecía una nueva nominación a los Oscar.

Nada de esto son golpes de suerte. Timothée Chalamet empezó actuar desde muy niño en cortos y series televisivas, pasó, entre otras, por  la Ley y el orden y en  la conocida serie Homeland. También tuvo un pequeño papel en la cinta Men women & children dirigida por el  interesante director de cine independiente Jason Reitman (el mismo de Juno)  y  fue el hijo de Matthew McConaughey en la cinta de ciencia ficción Interstellar dirigida por Christopher Nolan.

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que este joven actor escoge con cuidado sus papeles y que ha demostrado  que no hay reto que no esté dispuesto a asumir. Este año, ya es posible verlo en la piel de Enrique V en The King, la película inspirada en las obras de Shakespeare producida por Netflix, en donde probó que a pesar de su delgadez puede asumir fuertes escenas de batalla cuerpo a cuerpo.

Lo veremos pronto, también, en Dune, la adaptación de ese clásico de la ciencia ficción realizada por Denis Villeneuve y en The french dispatch  de Wes Anderson, además, ya inició grabaciones de la segunda parte de Call me by your name.

Este ritmo frenético de trabajo, por increíble que parezca le da tiempo para pasearse de la mano junto a la también actriz, Lily-Rose Depp la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp, a quien conoció durante el rodaje de The King. Incluso, les tomaron una foto hace poco,  besándose bajo la lluvia en Nueva York, esa ciudad que les gusta tanto a ambos, y en donde, como lo demuestra Allen en su última película, a veces nos puede alcanzar el amor.

Publicado originalmente en Revista Avianca edición de diciembre 2019

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?