Amor y locura
♥♥♥1/2
Adèle fue una de las hijas del conocido escritor francés Víctor Hugo, considerado por muchos el hombre más célebre de su tiempo. Tras la trágica muerte de su hermana mayor, Léopoldine, quien se ahogó junto con su marido poco después de casarse, Adèle está por vivir una tragedia que cambiará su vida para siempre: su padre se opondrá al matrimonio de ella con el joven teniente del ejército británico Robinson Pinson. Este último partirá molesto y ofendido hacia Halifax, Nueva Escocia, Canadá, a continuar con su carrera militar. La inconsolable Adèle decidirá seguirlo con todo lo que implica que una mujer, en esa época, decidiera cruzar el océano sola hacia un destino desconocido. Esta podría ser una formidable historia de amor si no fuera por un detalle que lo cambia todo, Pinson ha dejado de amarla. Sin embargo, la joven se resiste a creerlo y se quedará en Halifax buscando, obsesivamente, recuperar a su antiguo prometido.
Este trágico destino atrae, años después de sucedidos los acontecimientos, la atención de François Truffaut. Demasiados elementos llamativos parecen convergir en la historia; por un lado, la hija de un gran escritor, que podría tener su bienestar y felicidad asegurados termina viviendo una pesadilla en tierras lejanas digna de una obra literaria, como si la ficción alcanzara la vida. Por otro lado, la fuerza incontenible de la pasión pero sin reciprocidad, el dolor de no ser amado que es tanto o más trágico que el destino de los amantes incomprendidos por la sociedad porque aquí nada otorga consuelo, nadie comparte el sufrimiento. Truffaut decide contar esta historia desde el punto de vista de Adèle y sumergirse en su caída paulatina hasta la locura de la cual nunca podrá recuperarse.
Dispuesta a todo, la joven atormentada acepta privarse de las comodidades a las que estaba acostumbrada e iniciar una degradación de su personalidad y de su físico mientras acosa a Pinson e intenta ganárselo de múltiples maneras: la intimidación la amenaza, el soborno, la humillación, cualquier actitud es válida frente al desespero de perderlo. A los demás, y a sí misma en su diario, les cuenta otra historia y fabula. Hace, en últimas, literatura como su padre, creando una realidad en la que su relato se acomode con sus deseos. La película inicia cuando el personaje ya está padeciendo, sin embargo, se introducen elementos que nos permiten intuir que otras cosas pueden estar en la raíz de su problema. Por ejemplo, la difícil relación con su padre como lo muestra la reacción de la joven cuando recibe, por sorpresa, un ejemplar de Los miserables, o las pesadillas recurrentes que tiene en las que se ahoga que insinúan, probablemente, que al interior ella cree que debió ahogarse con, o en lugar, de su hermana.
Los planos cerrados sobre la protagonista, refuerzan la idea de que su mundo se reduce cada vez más y poco o nada le interesa salvo el teniente Pinson y los diarios que escribe de manera maniática en las noches. Truffaut hace énfasis en la vida repetitiva de la protagonista (acentúa su obsesión) y en el angelical rostro de Isabelle Adjani, quien personifica de manera magistral a Adèle, el cual irá transformándose durante el transcurso de la historia.
El espectador, como aquellos que rodean a la obsesionada Adèle e intentan acercársele, contempla con impotencia su descenso al infierno donde solo importa la carencia del ser amado.
La historia íntima de Adèle H, es, en suma, una película sobre lo estragos de la pasión, la locura y la imposibilidad de luchar contra ella.