Un mal chiste
Las películas basadas en los libros de Harry Potter parecieron demostrar que no había nada que temer de la adaptación de sagas juveniles al cine. Crepúsculo parecía un heredero de ese éxito. Sus miles de lectores y su otro tanto de miles de espectadores parecían confirmar esta llave exitosa.
Sin embargo, la última entrega de Amanecer, el esperado cierre épico de la saga de vampiros y lobos consiguió echar todo por tierra.
Nadie pedía una gran película, ni más faltaba, pero, me temo, era difícil prever este esperpento.
¿Qué falla? Lo primero y más básico: el guión. Dividir en dos películas el último libro de JK Rowling sobre las aventuras del joven mago fue, sin duda, una decisión acertada. No es el caso de la malograda amanecer. En la primera parte parece haberse concentrado todo lo positivo. Poco o nada queda que pueda darle fuerza a esta historia. La tormentosa relación amorosa entre Bella y Edward pierde toda intensidad al no existir más los obstáculos que los alejaban. Verlos construir una familia entre sonrisas permanentes arranca más bostezos que otras cosas . Los diálogos carecen de cualquier sustancia. Ciertas historias abiertas quedan así y nunca más se cierran ¿qué pasó con la reserva indígena y los lobos?, ¿dónde está la madre de Bella?, ¿el papá acepta con tan pasmosa facilidad la nueva situación? ¿Sirve de algo el dicho poder de la vampira amazónica (sí, vampira amazónica) si nunca más vuelve a utilizarlo? Los ejemplos continúan y continúan…
En segundo lugar, la fuerza de toda la película parece enfocada en llegar a la esperada batalla del final, por desgracia, llegamos allí siguiendo unos personajes que han perdido su interior y que se ven más que ficticios y sobreactuados. Los efectos especiales parecen haber retrocedido a sus inicios dejando al descubierto maniquís mal hechos y construcciones de computador que dan risa.
Pareciera, en suma, que el engranaje se hubiera desbaratado al sacar el elemento amor de la ecuación, disueltas las dificultades de los amantes, exterminado el triangulo amoroso que hacia enfrentar a los partidarios del lobo y los del vampiro… el edificio se viene abajo. Nada parece interesar más y, por el contrario, sentimos un poco de pena ajena por esos actores que usan lentes de contacto rojo mientras repiten parlamentos huecos o hacen cara de angustia.
Amanecer 2 hubiera podido convertirse, sin duda, en el filme favorito este año para la hacer parodias. No lo será, me temo, porque los realizadores ya se encargaron de que todo parezca un mal chiste.
