Mi recomendada de hoy en #Cinetflix fue una premiada película independiente estrenada en 2017 que encuentran en Netflix, como cosa rara, con su nombre original: «Beach rats».
La película sigue al adolescente Frankie mientras pasa los días del verano con sus amigos en Brooklyn. No es este el retrato de una juventud norteamericana opulenta y ambiciosa sino, precisamente su completo reverso.
La joven directora y guionista Eliza Hittman, que se llevó con está película el premio a mejor dirección en Sundance, retrata a una juventud sin sueños, que vive en la inmediatez mientras explora sus deseos.
La cámara de Hittman se centra, desde los primeros minutos, en la piel, en el cuerpo de Frankie y esta manada que lo rodea deambulando sin camisa en busca de maneras de matar el tiempo mientras el deseo palpita.
El problema, y eso lo sabemos rápidamente, es que a ese adolescente de selfies y amigotes explora, en la intimidad de su casa, chats de encuentro homosexual en donde se pone cita con hombres mayores que lo atraen. ¿Cómo congeniar esas dos realidades antagónicas?
La directora acompaña a Frankie (un sólido personaje construido por un sorprende actor primerizo: Harris Dickinson) en ese verano de exploración, culpa y mentiras con planos cerrados que aumentan la sensación de encierro que siente el protagonista.
La imagen que proyectamos, las selfies, las relaciones virtuales la búsqueda en medio del vacío de instantes de ternura están presentes en esta película que, a pesar de la oscuridad que retrata tiene imágenes de gran belleza que consiguen hacer entrar un poco de luz.
Sensorial y sensual, «Beach rats» también es pausada y, advierto, cruda con escenas que de seguro no serán del gusto de todos. Una oportunidad para ver ese cine independiente que ha dado de que hablar y que, por desgracia, no nos llega siempre a cartelera