Al fin hay actualización en
Ochoymedio. Subí reseñas de
Nido de ratas,
La escafandra y la mariposa,
Shogun y
La lengua de las mariposas. Ha sido lo que se puede llamar una mañana productiva.
Cada una de estas películas suscitó en mí emociones fuerte y variadas. Hay de todo en esta pequeña selección. Para Shogun necesité mucho tiempo, volver a ver la serie por completo requiere de diez horas. Otras, comoNido de ratas llevaban tiempo en mi gaveta de películas esperando ser vistas. Como la vida es así, justo estaban pasando por cable una biografía de Marlon Brando así que disfruté el doble la película tras aventurarme un poco en la vida de este talentoso y particular actor. Muchas de las aquí citadas me arrancaron lágrimas… y como siempre pasa solo quedé con ganas de ver más películas y de leer más libros.
Pocas cosas igualan para mí el placer que conllevan estas dos actividades y las que se le acercan casi que me proporcionan placer porque se acercan a la litratura o al cine… Recuerdo un chiste que contaban en la universidad: se supone que Giovanni Quessep y Jaime García Mafla se encuentran mirando un atardecer…»mira qué belleza, qué colores, qué espectáculo» a lo que el otro responde (el que lo cuenta decide cuál de los dos) «Ah, sí…. ya me lo había leído.»
Para mí la literatura no sustituye la vida como si lo han creído numerosos escritores y han vivido vidas con esa convicción. Emily Dickinson no necesitó salir jamás de su pequeño pueblo, al igual que Pessoa y tantos otros. No creo tampo en la necesidad de crear a partir de un sufrimiento desgarrador y excesivo, de vivir al límite en busca de fijar los abismos (empresa en la que casi enloquece, ¿o enloqueció?, Rimbaud). Creo en la retroalimentación permanente entre los libros y la vida. Creo en que las palabras (y el cine, el buen cine) están ahí para cuestionarnos, movilizarnos, humanizarnos. La literatura nos devuelve a la realidad con la mirada renovada, con nuevas preguntas con inquietudes nuevas. Si algo deseo para mí es que la curiosidad nunca se me agote, que siempre queden puertas por explorar… ¿y qué mejores puertas que los libros y películas? De la mano de otros recorremos caminos que no conociamos, o que intuíamos y al fin vemos plasmados.
Solo por eso, en el paraíso que intuyo, al igual que Borges como una gran biblioteca si solicitaría se incluyera un proyector de cine.