No recuerdo cómo fue la primera vez que la vi, que realmente la vi después de habernos cruzado por corredores durante años, quizás eso es así porque cuando al fin la vi no fue dificil quererla de inmediato y confiarle mis secretos.
Diana conoce el olor de los pasillos del colegio y la manera, tan particular, como el sol entra por las ventanas. Diana me ayudó a construir historias, revisar acciones y a cantar con felicidad en los ratos libres. Me presentó su mundo sin prevenciones y entró en el mío con el corazón en la mano. Hemos tejido juntas una colcha de recuerdos compleja y enorme que ha superado la distancia y a la que apelamos cuando nos extrañamos mucho.
Esa es Diana y esta nuestra primera foto juntas…