La semana pasada hicimos un #Cinetflix pensado en películas que podrían servir para sonreír un rato en estos días aciagos. Usamos de excusa a Emma Stone y recomendamos tres títulos en los que ella aparece y es visible su evolución como actriz. En mi caso recomendé Superbad que encuentran en Netflix como Supercool.
Greg Mottola dirige esta comedia sobre adolescentes escrita por Evan Goldberg (Pineaple Express, Sausage party) y Seth Rogen quien también actúa interpretando a un policía no muy profesional.
La historia es sencilla: seguimos durante 2 días y una noche a los amigos de secundaria, Evan y Seth a quienes les faltan escasas dos semanas para graduarse, dejar el mundo conocido de la secundaria y separarse para ir a la universidad a la que cada uno ha entrado.
Seth lengüilargo, desfachatado, obsesionado con el sexo busca su golpe de gracia en este último verano antes de la universidad, Evan, al contrario, es tímido, sensible y aspira a usar estos días para confesarle su amor a la chica que lo hace suspirar hace rato. Estos dos opuestos llevan años compartiendo historias, temores y dudas.
A ellos se suma Fogell, Christopher Mintz-Plasse que gracias a la consecución de una identificación falsa promete ser el salvador que conseguirá el alcohol necesario para poder asistir a una ansiada fiesta. Él, alias McLovin, es uno de los personajes más hilarantes.
Las actuaciones de Jonah Hill y Michael Cera son la clave en esta comedia de situaciones en donde la risa surge al ver a sus personajes enfrentar los distintos obstáculos que se les atraviesan para lograr su objetivo
¿Y Emma Stone? La protagonista de nuestro #Cinetflix es Jules, el primer personaje que hizo en cine, compañera de clase de nuestros protagonistas y quien los invita a la prometedora fiesta. Ya aquí aparecía como una chica atípica capaz de romper estereotipos.
En esta película que califica perfecto en el género coming of age el tema, claro, tiene que ver con crecer, cambiar, dejar de lado lo conocido y, sobre todo, con la amistad y la dificultad, entre los hombres de poder hablar abiertamente de lo que sienten. Quizás por eso en medio de las risas y las situaciones ridículas hay un permanente halo de nostalgia en la película, una suerte de visita a un momento efímero, frágil que está por deshacerse (cómo lo muestra claramente la escena final).
Divertida, ligera, sin pretensiones, incluso ridícula por instantes, Superbad es una película perfecta para reírse un rato y recordar a ese adolescente incomodo y desbarajustado que todos fuimos en algún momento.