Tras cuarenta años de no pisar Salta el reconocido escritor argentino Daniel Mantovani, premio nobel de literatura, ha regresado a su pueblo natal tras 40 años de ausencia, para ser condecorado por el alcalde y asistir a diversos actos públicos.
Esta particular situación será el punto de partida de El ciudadano ilustre película dirigida en dupla por Gastón Duprat y Mariano Cohn disponible en Netflix desde hace pocos días.
Mantovani atraviesa, desde hace cinco años, por un momento de aridez creativa y pocas ganas de aceptar alguna de las múltiples invitaciones provenientes de diversas parte del mundo que recibe a diario. Varias veces repite la misma frase sobre Salta en la que afirma que “él se fue pero sus personajes no han podido salir de ahí”. Efectivamente, la trama de sus libros transcurre por completo en ese pequeño pueblo al que nunca regresó, quizá precisamente, va con la esperanza de recobrar la inspiración ahora que las palabras parecen haberlo abandonado.
Lo que sigue es la estadía en Salta, durante algunos días, de este exitoso, escritor donde lo esperan las múltiples actividades y compromisos que han diseñado para él y, sobre todo, el encuentro con lo que dejó atrás: la novia de juventud, el mejor amigo que no ha vuelto a ver y un ambiente lleno de hipocresía, no dichos, violencia y resentimiento.
Duprat y Cohn mezclan elementos propios del thriller con una sátira cargada de humor negro en la que diseccionan lo peor de la vida en una pequeña comunidad en la que poco o nada cambia, unos pocos ostentan el poder, se mantienen las apariencias y se mira con desconfianza y resentimiento a aquel que ha triunfado mientras la tensión, que ocasiona la visita de Mantovani, se incrementa a medida que pasan las horas.
Lo mejor, sin duda, es que si el ambiente retratado está lleno de absurdos, de personajes patéticos, anodinos o grises Mantovani y lo que él representa tampoco es mejor. El egocéntrico escritor es, muchas veces, solo una parodia de sí mismo. Al inicio lo vemos recibiendo el premio nobel mientras realiza un polémico discurso contra la propia academia que lo premia pero, ¿se trata , realmente, de un contestatario o todo es parte de una imagen cuidadosamente construida?
La presencia del escritor pone de manifiesto la dificultad de integrar a aquel que partió y triunfó, ¿cómo se integra alguien así en la comunidad? Para unos será una tabla de salvación, para otros la encarnación de lo que nunca serán o, peor aún, el enemigo que ha osado criticar su lugar natal. Pero, ¿quién es realmente Mantovani y es acaso mejor que lo que despierta? ¿Qué cree realmente? Su presencia en Salta evidencia el aletargamiento donde poco o nada ha pasado desde su partida y saca a la luz su violencia palpitante pero también resalta las fracturas del propio Mantovani, su soledad y prepotencia.
No me pareció anodino que el protagonista sea escritor, la estructura de la película, a partir de capítulos, y, sobre todo, la secuencia final abren diversas posibilidades interpretativas ¿qué es real y qué es ficción? ¿De qué manera dialoga lo que se vive con la creación literaria?
Extrañamente divertida y angustiante a la vez El ciudadano ilustre es una radiografía de muchos de los males que nos aquejan.