Un caluroso 1 de agosto de 1966 tuvo lugar el primer tiroteo masivo en la historia de Estados Unidos. Sucedió en la Universidad de Texas, cerca del mediodía. Durante 96 minutos un francotirador instalado en la torre del reloj abrió fuego indiscriminadamente contra las personas que estaban en ese momento en el campus.
Keith Maitland decidió narrar este trágico suceso alejándose de los lugares comunes para hacerlo. El resultado es el documental «Tower», estrenado en 2016 mi recomendado para #Cinetflix del día de hoy.
Tower es un gran documental por varias razones, entre ellas la manera original e innovadora en que está hecho, combinando la animación rotoscópica con los protagonistas reales y la forma en que decide contar la historia centrándose en las víctimas y no, como es recurrente, en el victimario. Además, La superposición de personajes animados sobre imágenes actuales del campus universitario nos señala que en los espacios actuales siguen habitando las historias del ayer. Nada desaparece del todo aunque queramos no verlo o encararlo.
Buscando, precisamente, romper esa invisibilidad Maitland entrevistó a sobrevivientes y testigos de ese día para que contaran sus vivencias durante los eternos 96 minutos que transcurrieron durante los hechos (tiempo de duración de la película). Los testimonios consiguen humanizar y rendir homenaje a las víctimas, el agresor no es nombrado ni mostrado, lo que importa son los sentimientos, tanto durante ese día como después, de los que sufrieron sus acciones en carne propia, la animación rotoscópica, por su parte, ayuda a generar, realismo y empatía.
El resultado, además de una asertiva reconstrucción de los hechos, narrados manteniendo todo el suspenso de la situación, es una potente reflexión sobre la memoria, el lugar que ocupan los dolores en nuestra vida, el poder de la palabra y, claro, sobre la valentía y los heroísmos que surgen en momentos tan difíciles. Es precisamente esa reflexión sobre la valentía y el heroísmo lo que es una verdadera belleza en esta película al recordarnos, aún en medio de un acto tan horroroso, la humanidad y bondad que habita también entre nosotros. En medio de las tinieblas, hay esperanza.
En fin una reflexión necesaria sobre un hecho del pasado que, de cierta manera, termina por cuestionar sobre cómo se cubren ese tipo de eventos hoy en día y la necesidad de hacer algo para detener este tipo de lamentables y trágicos sucesos.
