Vuelve #Cinetflix en el 2018. Mi primera recomendación de este año es un documental, se trata de “Cuba and the cameraman”.
A inicios de los 70 el joven Jon Alpert decidió viajar a Cuba atraído por las reformas sociales que ahí se llevaban a cabo. Durante días filmó lo que se encontró y realizó varias entrevistas. Lo más interesante, y donde radica la fuerza de este documental, es que Alpert, quien se convirtió en un periodista que ha dirigido y producido numerosos documentales, regresó durante el transcurso de 40 años, hasta el 2016, para grabar los cambios y procesos sucedidos durante este periodo de tiempo en la isla. En cada viaje buscó reencontrarse con las mismas personas para ver cómo los cambios políticos y económicos se reflejaban en sus vidas cotidianas. A lo anterior se suma que Alpert ha sido de los pocos periodistas norteamericanos en tener acceso directo a Fidel Castro. Efectivamente, los momentos en que este aparece son verdaderas joyas en las que vemos al líder cubano sonriente, divertido, cautivador, aunque, hay que decirlo, ciertas preguntas nublen por instantes su mirada.
Que nadie crea, sin embargo, que el periodista busca cuestionarlo o incomodarlo, por el contrario, su admiración por Fidel es más que palpable y, sin embargo, este trabajo de años de seguimiento lejos de ser complaciente con lo que ha sucedido en la isla tras la revolución muestra las fisuras y contradicciones del sistema político y económico allí implantado.
Alpert nos lleva de viaje, se introduce en la cotidianidad de sus personajes, a quienes aprendemos a querer mientras vemos su evolución a través de los años. El valor de este documental radica sin duda ahí, en la manera como Alpert retrata el paso del tiempo, todos y cada uno de los protagonistas, incluido el propio reportero, envejecen ante nuestros ojos. El tono siempre es dulce, casi podríamos decir ingenuo, y divertido pero eso no evita que las fisuras y dolores profundos de cada uno se hagan visibles.