La irlandesa Aisling Walsh es la directora de «Maudie» una película que se aproxima a la vida de la particular pintora canadiense Maudie Walsh considerada una de las artistas folk más importantes de ese país.
Walsh, a partir del guión de Sherry White, escoge narrar a partir del momento en que Maudie (una tremenda Sally Hawkins) , que ha vivido marginada por su familia y allegados por padecer artritis reumatoide, deja la casa de su tía para convertirse en la empleada de Everett, un huraño pescador que vive a las afueras del pueblo.
Lo que sigue es un retrato medido del despertar artístico (que no es sino una manera de comunicarse) de Maude y de la relación que establecerá con el huraño y malgeniado Everett. La película se aleja de las biografías tradicionales (poco o ninguna información muy precisa nos es brindada) para explorar la intimidad de los personajes y la manera como se establecen lazos a pesar de las heridas y los dolores.
El mundo no es como lo plasma Maudie, un lugar sin sombras de eternos colores, pero quizás porque se ha navegado en la oscuridad se puede percibir la luz con mayor claridad.
Delicada, agridulce y emotiva…