Tras ver, en el festival de Cannes de 2012, la impresionante Después de Lucía Tim Roth, quien era presidente del jurado, le dijo al joven director mexicano Michel Franco que le gustaría trabajar con él en su próximo proyecto. Franco que entonces trabajaba en el guión de Chronic tomó la decisión de que el protagonista de esta historia, en vez de una mujer fuera un hombre. El resultado: Roth se aleja del papel de hombre duro al que nos hemos acostumbrado y encarna con enorme sensibilidad a un enfermero que dedica su vida a acompañar a otros a sobrellevar las dificultades de la enfermedad y los estragos de la vejez. Lejos del melodrama y de la figura del cariñoso y comprensivo enfermero que se ve en producciones con esta temática, Franco, fiel a su estilo, se acerca de manera silenciosa, con planos abiertos y secuencias descarnadas al drama de la soledad de los pacientes mientras desnuda, frente a nuestros ojos, el alma de un cuidador, de alguien que está al servicio de los otros pero que se ha abandonado a sí mismo.
Sugerente, inquietante y conmovedora, sin duda, una de las mejores películas del año.