The end tour es una hermosa película sobre la soledad, la literatura y la búsqueda del lugar que nos corresponde en el mundo.
Conocer a un escritor que se admira puede ser el sueño de muchos que inician su carrera literaria. Este fue el caso de David Lipsky que leyó, maravillado, La broma infinita de David Foster Wallace y corroboró, contra todos sus pronósticos, que las críticas elogiosas que pululaban sobre ese trabajo no habían mentido. Publicada en 1996, esta inclasificable y monumental novela atrajo la atención de lectores y críticos, la Revista Time no tardó en incluirla entre las 100 mejores novelas escritas en lengua inglesa.
Anonadado por el talento de este hombre Lipsky, que para entonces trabajaba para la revista Rolling Stone, decidió acompañar a Foster durante los últimos días de su gira promocional por los Estados Unidos. Durante cinco días, este par de extraños, estos dos David amantes de las letras, intentan conocerse mutuamente.
Lipsky se encuentra inicialmente obnubilado por el talento de Foster, lentamente irá descubriendo al hombre tras las palabras que ha leído mientras el escritor encontrará un interlocutor durante un momento de éxito pero, paradójicamente, también de mucha soledad.
Esa extensa conversación de cinco días quedó en gran parte grabada por Lipsky quien también tomó nota de numerosos detalles. En 2008, impactado por la noticia del suicidio de Foster, Lipsky emprende la reconstrucción de esos días y publica, dos años después: Although Of Course You End Up Becoming Yourself: A Road Trip with David Foster Wallace. Este libro es el punto de partida del maravilloso guión escrito por Donald Marguiles y llevado a la pantalla por James Ponsoldt (Aquí y ahora (2003) ).
Decidido a alejarse de los clichés a las que muchas de las película biográficas actuales sucumben Ponsoldt sabe que mostrar una parte puede explicar un todo y se concentra en recrear esos cinco días que comparten estos dos hombres. Diálogos chispeantes cargados de humor e ironía van revelando lentamente las diferentes personalidades. No todo es perfecto, ni más faltaba, la vida no lo es, habrá espacio para malentendidos, enfados e incomprensiones y para hermosos planos silenciosos acompañados por la música que Danny Elfman compuso para la película y que acompaña perfectamente el relato melancólico, intimo y agridulce de este particular encuentro.
Confieso que tuve dificultades para aceptar que el papel de Foster fuera interpretado por Jason Segel (sí, el mismo de How I met your mother), ha hecho tantos papeles en diferentes comedias que es difícil no encasillarlo en ese género, es cierto que ciertos gestos, sonrisas, me devolvían a esos otros personajes que ha interpretado pero también lo es, como lo anotan el caudal de críticas positivas a su trabajo, que logra encarnar las múltiples contradicciones (quién no las tiene) de Foster mientras Jason Eisenberg encarna con verosimilitud al joven Lipsky que ha emprendido, sin saberlo, un profundo viaje de autoconocimiento (en efecto, en algunas ocasiones uno parece el espejo del otro y viceversa).
Sencilla pero profunda The end of the tour es una película atípica que consigue acercarse a ese mundo tan difícilmente inasible por la cinematografía, de los creadores literarios y sobre todo, nos recuerda que unos pocos días son suficientes para crear lazos invisibles, inexplicables, que perduran con el tiempo.