El Reverendo Pearson y su hija Leni han tenido que hacer una pausa inesperada, durante su recorrido por el Chaco.
Una falla automovilística los ha llevado a detenerse en el taller del Gringo Brauer esperando que este pueda repararla pronto.
El Chaco polvoriento, caluroso, un taller mecánico en el medio de la nada y el encuentro entre dos adultos: el Reverendo y el Gringo y los dos adolescentes que los acompañan, Leni y Tapioca; son el punto de partida de esta particular novela.
Si en una librería en Buenos Aires se indaga por un autor argentino nuevo e interesante es muy probable que te recomienden a Selva Almada y, en particular, esta, su primera novela.
Lo primero que llama la atención es el ahorro de recursos. Es un relato concentrado, corto, efectivo. Almada se centra en recrear una atmosfera particular: ese taller mecánico y las horas que transcurren mientras estas cuatro personas se conocen y la naturaleza parece transformarse y acoplarse a lo que allí sucede.
Por un lado están los adolescentes, sus preguntas, dudas, los baches que intuyen en las historias que les han contado, los silencios con los que cohabitan (Tapioca de manera más serena que Leni); por el otro, los adultos , el pasado que los ha llevado hasta allí, las decisiones que han tomado, los pesos que cargan y, sobre todo, la religión.
El Reverendo recorre el país dando sermones, reuniendo feligreses, ahuyentando al demonio, el Gringo hace rato que no cree en nada y poco entiende lo que el Reverendo comenzará a pedirle mientras las horas transcurren lentas y pegajosas.
Al relato se le insertan momentos del pasado de los personajes y , a pesar de no compartir todos los trances místicos, ciertos temas son recurrentes: soledad, abandono, desilusión. Finalmente, una cosa es abogar por un reino en el cielo que construir un hogar en la tierra. Quizás el Gringo y el Reverendo tienen más en común de lo que ellos mismos creen.
En este universo masculino la única mujer de la historia, se debate entre la rabia, la rebeldía y la aceptación de una suerte de sumisión debido a su género.
El Chaco caluroso. En este pequeño taller resquebrajado y polvoriento el lector es un intruso que observa momentos íntimos, silencios cargados, mientras la tensión va en aumento y una decisión está por tomarse.
Novela no apta para los amantes de la acción.
Lo mejor: la atmósfera envolvente y las descripciones de los trances místicos.