Hace 20 años, en París, me peleé con los que me dijeron que, al parecer, habían amenazado de muerte a los jugadores de la selección Colombia «Colombia será lo que sea pero la selección es sagrada, eso nunca va a pasar» les dije furiosa. La muerte de Andrés Escobar, días después, me demostró lo poco que conocía a mi país. Humillación, vergüenza, dolor. Solo quedaba bajar la mirada ante el doceavo extranjero aterrado que te preguntaba cómo había podido pasar eso. La selección actual me devolvió la fe, no solo por como jugaron, sino por su actitud valiente, centrada y humilde. Hoy nos fuimos del mundial pero hermandados en la felicidad colectiva, llenos de orgullo y con hambre de más (qué despedida más conmovedora tuvimos).Ojalá ese sea el país en el que nos estemos convirtiendo y que en un futuro, no muy lejano, no tengamos que bajar los ojos con vergüenza ante nadie.
Diana Ospina Obando
Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?