Hojas de vida. Dirigida por Grupo de investigación y creación Huellas y Tejidos (Bibiana Carvajal, Juliana Atuesta, Andrés Lagos y Margarita Roa). Artistas invitados: Katy Chamorro, Raúl Parra, Edgard Sandino y Leyla Castillo. Beca de creación en danza IDARTES 2012. Casa del Teatro Nacional, La Factoría, Librería Casa Tomada, Park Way y sala de casa en Teusaquillo. Bogotá, Colombia. Noviembre 22, 23, 24, 29, 30 y diciembre 1 de 2012.
Son muchos los que han trabajado a lo largo de estos últimos años para conseguir lo que parecía imposible un tiempo atrás, que hablar de danza contemporánea en Colombia dejara de ser privilegio de pocos. En la actualidad existe una amplia gama de artistas dedicados no sólo a bailar sino a pensar esta disciplina, a cuestionarse sobre ella, su construcción, sus planteamientos y el impacto que genera en la sociedad. El grupo pluridisciplinarioHuellas y Tejidos, es uno de ellos. Conformado por Juliana Atuesta, Bibiana Carvajal, Andrés Lagos y Margarita Roa, este grupo decidió cuestionarse sobre la historia de la danza contemporánea, entendiendo historia no como una sucesión de eventos y presentaciones o un compendio de obras , coreógrafos y bailarines destacados, sino como una memoria viva, una memoria que lejos de estar limitada al pasado se entrelaza y construye el presente de este arte. Su investigación terminó por materializarse con la presentación de la obra Hojas de vida, ganadora de la beca de creación otorgada por el Instituto Distrital de las Artes, Idartes, en el 2012.
Asistir a un espectáculo de danza puede significar muchas cosas pero es, sobre todo, ser testigo de un momento único, irrepetible, de un instante en el que, frente a nosotros, un cuerpo se expresa a partir del movimiento. ¿Qué queda de ese espectáculo cuando se apagan las luces y abandonamos el teatro? Algunos dirán que queda la memoria de lo visto, de lo sentido, de lo escuchado. Otros dirán que quedan las preguntas que creímos ver esbozadas, las inquietudes que sentimos, o, por qué no, una manera diferente de percibir nuestro cuerpo en la cotidianidad. Sobra decir que por todo esto, pensar en las huellas que han dejado ciertas obras, ciertos creadores y bailarines en la historia de la danza contemporánea en Colombia era una materia prima difícil de aprehender. ¿Cómo hablar de un instante construido para el presente y qué ya se evaporó? , ¿cómo asir lo producido por el movimiento silencioso de un cuerpo.
Todo tiene sentido. ¿Cómo hablar de movimiento desde la inmovilidad? ¿Cómo llevar al espectador a recorrer los pasillos de la memoria desde el artificio de una silla estática?
Se visitan cuatro sitios distintos, cuatro moradas, cuatro personajes importantes y representativos que hablarán, se presentarán , expondrán y compartirán su experiencia particular y única con la danza.
El primer lugar es una muestra clara de la originalidad de la propuesta. Nos encontramos en lo que pareciera ser la casa de Raúl Parra, bailarín, docente e investigador de larga y reconocida trayectoria. La sala del lugar es el espacio escogido para acercarnos a este hombre. Sentados, compartiendo su espacio íntimo Parra nos llevará de la mano en un recorrido por sus inicios como bailarín. Es una charla, es una presentación, es también, por qué no un performance. Por instantes, yo que no vi la obra de las que habla, me siento llevada al pasado, a esos inicios, a esas inquietudes y alcanzo a vislumbrar un poco de esa obra “bellísima”, como dice él, que describe con sentimiento y nostalgia. La salida se hace en silencio, los asistentes empezamos a comprender el juego y nos entregamos a él. El traslado en bus hacia cada uno de esos sitios está lejos de ser un tiempo muerto: música, entrevistas, reflexiones, humor, no hay ocasión para distraerse del sentido de la obra.
El segundo espacio no se parece en nada el primero, se trata de la librería Casa Tomada.
Allí, entre paredes de ladrillo cubiertas de anaqueles de libros, mientras tomamos una taza de té caliente (apenas para protegerse un poco del frío bogotano), nos recibe Edgar Sandino– bailarín, coreógrafo, investigador y también poeta. Sandino hablará de su encuentro con la poesía, la dramaturgia y cómo de las obras de teatro, llegó al teatro y de ahí a la danza. A través de diversas lecturas y reflexiones, este artista pluridisciplinario nos muestra los innumerables vasos comunicantes que existen entre las diferentes expresiones artísticas.
Cuando creemos que las posibilidades se han agotado y sabiendo que gracias al insoportable tráfico capitalino será imposible recorrer grandes distancias, Leyla Castillo, reconocida bailarina, profesora e investigadora, nos recibe en una especie de gran bodega que será presentada por ella como La Factoría, sede de la compañía de L ´Explose. Allí la acompañaremos a reconstruir escenas memorables de varias de las obras en las que ha participado como bailarina de esa compañía y de Artífice, de la que también es directora. Los movimientos se complementan con su voz, reconstruye ciertas cosas de manera oral: “esto es lo que ocurre aquí, así fue….”, otras desde el movimiento. Una bailarina silenciosa la acompaña en escena. No sólo recupera un momento de una obra sino que, además, marca, pausada y lenta, el paso del tiempo–ese que pasa implacable llevándose y cambiando todo a su paso. Mientras esta bailarina parece ir modificando y desapareciendo el espacio, Leyla resucita frente a nosotros, con la misma fuerza, con la misma energía, esos momentos que su cuerpo bailó y la marcaron, esos instantes que significaron tanto y que continúan, como por arte de magia siendo significativos.
El balance, tras esa danza final, es más que positivo: creadores, poetas, bailarines, cada cual tiene su manera, su tono, su propuesta, su lugar. Espacios íntimos, espacios públicos, ninguno es igual al otro.
Finalmente, puedo decir que Hojas de vida logra convertimos en cómplices y receptores de memoria, compartimos el pasado y le superponemos nuevos recuerdos. Nos sentimos partícipes de una tradición variada, rica e intensa. En el interior del bus escuché a uno de los participantes decir “Esto es de lo más bonito que he visto en años”. Después guardó un segundo de silencio, como pensando en la frase que acababa de decir : “No- rectificó- es lo más bonito que he sentido en años” en el detalle de esa rectificación, radica, creo yo, la fuerza de esta original propuesta.
Texto publicado originalmente en:
http://hemisphericinstitute.org/hemi/en/e-misferica-102/ospina