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Cine

El secreto de sus ojos (2009) Juan José Campanella

By junio 25, 2010mayo 6th, 2018No Comments

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Benjamín Espósito llegó al final de una carrera laboral como  secretario de un juzgado de instrucción  y  ha decidido escribir una novela. Sobre la historia que quiere contar no tiene que cuestionarse mucho, él sabe perfectamente sobre qué quiere escribir: el asesinato, en 1974, de una hermosa joven violentamente asesinada, después de haber sido violada, en su residencia.

Espósito regresa una y otra vez a esos momentos y a la investigación que se sucedió después de tan dramático suceso. Reconstruye las pistas que tuvieron que seguirse empezando por el elemento que dio los primeros indicios sobre el culpable: unas fotografías de grupo en las  que un hombre se distingue de los demás porque parece mirar siempre a la víctima arrobado, atontado, esa mirada (ese secreto de los ojos)  se convierte en el punto de partida de una investigación que deberá superar numerosos obstáculos.

Espósito intenta desempolvar todos los incidentes que se sucedieron durante esos días decisivos en los que se obsesionó con ese crimen, porque en esa muerte y en el amor imbatible del joven viudo hacia su mujer, de ese hombre que no quiere descansar hasta que se encuentre al culpable, Espósito encontró un paralelo con su propia  vida durante ese año y  el amor que empezó a sentir hacia Irene su jefa, que está pronta a casarse con otro. De una u otra forma, para este jubilado, retroceder 25 años le permitirá saber qué fue lo que perdió; él intuye que nunca nada fue lo mismo después de ese crimen, que su vida terminó por convertirse en “una existencia vacía” y por eso escribirá una novela, desempolvará los recuerdos, se expondrá a lo que conserva su memoria y la de los otros participantes en los hechos, y decidirá, de una vez por todas, afrontar las decisiones que tomó durante esos días decisivos.

Pasado y presente se enlazan de manera  armoniosa en la película, gracias no solo a un buen trabajo de edición y a un guión impecable, sino además a una gran labor de maquillaje y actuación que permite que de una secuencia a otra trascurran 25 años en los protagonistas de manera completamente verosímil. El espectador sigue el curso de la investigación y se sorprende con los giros inesperados que tomarán ciertos sucesos porque ese pasado se está transformando en un presente que nos atrapa y que será el único medio por el cual podremos entender ciertas situaciones del presente. Campanella logra con pulso firme construir secuencias de acción, escenas (como la famosa del ascensor) que nos quitan el aliento, y nos mantienen atentos y expectantes mientras, de manera paralela, nos cuenta de los tiempos difíciles que trascurrían en Argentina hace 25 años, tiempos en los que no era raro callar, encubrir; tiempos en que la justicia se convertía, muchas veces, en una farsa, una apariencia que actua solo a favor de ciertos intereses.

Ahí está Benjamín Espósito, recorriendo los pasillos que conoce de memoria, revisando ciertos informes, volviendo a pensar en lo que no ha dejado de pensar. El viudo le aconseja dejar de hacerlo “porque entonces tendrá miles de pasados y ningún futuro” y hay algo de cierto en eso, en que si se queda en el pasado repasando una y otra vez ciertas decisiones, ciertos momentos dolorosos e intentando comprender lo que ocurrió, lo que él otro pensó o dejó de pensar, (la mente de otro ser humano, ese lugar que nos está vedado y que tanto quisiéramos penetrar)  corre  el riesgo de quedar “detenido, suspendido en un momento” como dice Espósito que vio al viudo.  Pero, por otra parte, si no se hace nada entonces el pasado se irá desvaneciendo, será sustituido por lo que queramos y se convertirá en “el recuerdo de un recuerdo” y entonces  quizás, lo único que quede sea quedarse con los mejores recuerdos, con lo más bello, construir un recuerdo nuevo en la memoria que nos satisfaga; pero eso no cambiará, por desgracia, el resultado de ese pasado y cuando estemos allí, enfrentados al futuro que hemos construido, sabremos que algo no termina por encajar, que algo falta en este presente, cuando me enfrento a esos ojos que guardan otros secretos.

Espósito decide reabrir ese caso para poder cerrarlo de una buena vez. “Nunca volví a ver un amor como ese” dirá sobre el  sentimiento del joven viudo hacia su mujer. Lo cierto es que él nunca más volvió a sentir un amor como el que sintió en esa época y a veces toma 25 años aceptar esas cosas.

 

 

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?