♥♥♥♥
Empiezo con el final: La isla siniestra es una gran película. Lo digo así sin más, de primeras porque a los pocos minutos de haber iniciado la proyección Scorsese ya me había ganado del todo. Lo primero es la atmósfera, corre el año de 1954 y el agente Tony Daniels (un soberbio Leornardo di Caprio) llega junto con su compañero a la remota y aislada isla Shutter en la que funciona un particular hospital psiquiátrico para criminales, a investigar la desaparición de una las peligrosas pacientes del lugar. Todo es inquietante de principio a fin, no es posible evadirse con facilidad del lugar, el clima lluvioso hace la atmósfera densa y basta dar unos cuantos pasos para saber que algo se esconde en ese tenebroso sitio. Todo lo percibimos a través del personaje de Daniels que desde su llegada al hospital se ve afectado por sueños vívidos, llenos de simbolismos y metáforas de un pasado que no deja de acecharlo en el que se cuentan, como hechos fundamentales, la trágica muerte de su esposa y su llegada, durante la segunda guerra mundial, a un campo de concentración (Muchas claves se esconden en estas imágenes cuidadosamente realizadas)
Scorsese realiza cuidadosamente cada, toma, cada encuadre, cada plano y es difícil no pensar en Hitchcock muchas veces y no sentir que la atmósfera se vuelve más y más opresiva. Los fantasmas y los misterios afloran: entonces, entra la trama, una especie de rompecabezas que va llevando al espectador a lugares insospechados. Son muchas las piezas sueltas: el odio de Daniels por los nazis y su sentimientos encontrados de culpabilidad: no llegó a tiempo al campo de concentración, mató con sevicia a unos soldados alemanes y además, no ha podido vengar la trágica muerte de su esposa. Por si esto fuera poco, al parecer se está realizando un experimento siniestro en la isla con los pacientes del psiquiátrico y claramente, algo se oculta tras las determinaciones de los médicos del lugar. ¿Qué se hace con todo esto? Scorsese lo tiene claro, contar no solo un thriller policiaco realizando un homenaje consciente a clásicos del género y, además, no olvidar ni por un momento el hilo de la verdadera historia: la reflexión sobre la realidad y la locura. Efectivamente la película no cesa de hacer preguntas sobre este tema: ¿Qué es estar loco? ¿Ver lo que otros no ven? ¿Negarse a aceptar la realidad que nos ha sido impuesta o aceptar el mundo con toda la tristeza y mezquindad que hay en él sin cuestionarse, sin rebelarse, sin soñar con la posibilidad de que las cosas podrían ser diferentes? Por todo esto La isla siniestra me recordó varios momentos de Memento de Christopher Nolan y las preguntas que esta suscita sobre la venganza, el dolor y la búsqueda de expiación a la vez que cuestiona la manera como nos relacionamos con nuestro pasado y lo que creemos que es nuestra realidad.
Que el espectador se prepare para unos minutos intensos y sobre todo, para sostener interesantes discusiones a la salida del cine.