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Reiner Wenger ha sido elegido por el director de su colegio para dirigir, durante una semana, un proyecto especial en el que los jóvenes aprenderán y reflexionarán sobre la autocracia. A Rainer la decisión lo tiene desilusionado, ¿por qué ese tema y no anarquía con el que siente mucha más afinidad? pero no hay nada que hacer. Para su sorpresa, en la primera clase descubre que sus alumnos ven ese tema lejano y casi que anacrónico, ¿cómo, piensan, va a ser posible que se instale de nuevo una autocracia en Alemania tras años de escuchar discursos sobre los horrores del nazimo?
Por otra parte, esta nueva generación se percibe netamente apolítica y desinteresada. Rainer ve aquí la posibilidad de hacer algo diferente: jugar a implatar una autocracia entre sus alumnos para ver lo que ella produce. La cosa suena bien pero en pocos días el experimento se habrá salido por completo de control.
Como se ve en este resumen el planteamiento de la película es bastante interesante. El director, quien es también uno de los guionistas de la película, decide utilizar un libro publicado en 1967 por el profesor Ron Jones en el que relata un experimento similar realizado en California. Gansel tiene el olfato para ver que la historia podría acomodarse perfectamente en Alemania (en realidad en tantos lugares) y busca adaptarla. Para ello sigue a diferentes personajes a los que destaca de la multitud: el rico, el desadaptado que nunca ha tenido amigos, el deportista que vive en una familia disfuncional, la hija de hippies que añora un poco más de disciplina y control, el matón, el hijos de inmigrantes… Gansel en esencia nos quiere mostrar lo que compone esta sociedad variopinta, multirracial y ante todo desencantada que está en Alemania en el 2008. Ya no queda nada por que luchar comenta uno de los personajes al inicio de la película y, sin embargo, el proyecto del profesor Rainer parece devolverle la fe en una causa justa a muchos. Pero, ¿es realmente esta una buena causa? Los beneficios inmediatos son incuestionables: unidad, compromiso, colaboración, sin embargo; los males, que conllevan siempre estos regímenes, se empiezan a comprobar rapidamente, fanatismo, segregación, violencia, amor desmedido por el poder, por nombrar solo algunos.
La película pretende que el espectador sea testigo de lo que está ocurriendo y que él mismo tenga posiciones encontradas como me preguntaba un alumno en la mitad de la película ¿pero, entonces, lo que hace el profesor es bueno o malo? El cuestionamiento es válido porque durante varios momentos pareciera difícil saberlo: ¿no se han borrado las diferencias, no se ha logrado, al fin, unir a todos por una causa, preocuparse por el otro, velar por el bien común?
A pesar de algunos defectos que podrían criticarse en el desarrollo de ciertos personajes y en la premura como cambian sus comportamientos creo que la película consigue su principal objetivo (así haya algo de efectismo al final). Por otra parte, esta película es, sin duda, un buen punto de partida para entablar discusiones interesantes, y muy necesarias, sobre las supuestas virtudes de ciertas acciones que se pretenden justas.