La foto muestra muchas cosas y a la vez nada. ¿Qué se ve allí? Una puerta abierta sería lo primero que yo diría, las puertas cerradas insinúan, esta muestra lo que se esconde tras ella: afuera todo es verde.
El piso rojo del balcón contrasta con las tonalidades verdes. La puerta es de madera. Hay un pilar que sostiene el techo del balcón, no es de concreto como suelen serlo, es un tronco y por lo tanto no es perfectamente recto. Se adivina una ventana que se abre sobre el verde, el borde una cama con cubrelecho verde, quizás de lana… no mucho más.
No se puede saber en la foto que el aire es caliente pero no sofocante, tibio y acogedor.
Tampoco puede intuirse que a las 8 de la mañana el sol inunda el pequeño balcón y que ahí, bajo esa ventana hay una mesa en madera y un par de sillas donde es posible sentarse a leer mientras se escuchan los sonidos de centenares de pájaros (los hay amarillos, rojos, azules, picaflores), y el murmullo constante de un río que circula justo un poco más allá de los diversos árboles que se ven.
Tampoco se puede ver una pequeña ventana que está a la izquierda que permite que el aire circule permanentemente dentro de ese cuarto que no tiene una, si no tres camas, dos cuadros de Chagall y uno de Maripaz Jaramillo en el que un hombre parece haber muerto durante una fiesta o eso cree uno deducir tras contemplar un rato la expresión dolida de la mujer que se apoya sobre su pecho.
Tampoco puede saberse que la música circula de manera natural por ese ambiente y que allí suena bien la salsa, el jazz, la música clásica, el rock y los boleros.
Nada de eso está en la foto y sin embargo todo eso se contiene en ella, historias que están fuera de ese balcón, viajeros que han circulado frente a él.
Historias que sucedieron al interior de esa habitación, cuando la puerta de madera estuvo cerrada y afuera el sol seguía su curso, o se ocultaba o se veía desde la ventana iluminarse el cielo debido a una tormenta eléctrica.
Todo está allí, en este silencio, en esta foto, en este lugar en el que fue posible sumergirse en diferentes lecturas, soñar mil sueños en uno, hacerse preguntas, contarse historias, respirar, escuchar los latidos del cuerpo y abrir otro tipo de puertas.