(Reflexión en construcción)
Desde la primera vez que se realizaron las audiciones de selección para el interminableAmerican Idol me asaltaron innumerables inquietudes. Seguramente más de uno de los que leerá este post se ha topado con una de estas audiciones por televisión, o, en su defecto, quizás haya visto las criollas para Factor x. A mí lo que me inquieta es presenciar esa multitud de personas dispuestas a cantar frente a un grupo de desconocidos y convencidos de que poseen el talento suficiente para destacarse en medio de centenerares de personas. Allí están, haciendo fila durante horas, esperanzados y anhelantes de que al fin alguien sabrá apreciarlos y de que pronto se abrirán ante sí las puertas de la fama y el dinero.
Algunos llevan muchos años soportando una vida difícil e infame, cargados de privaciones, rechazos e incomprensiones pero todo eso parece estar a punto de cambiar. ¿No es acaso ese el discurso que nos brindan a diario en diferentes medios?, ¿ese que dice que a una persona determinada y segura en algun momento se le abren las puertas?, ¿no se supone que mi vida pueda ser como la de ellos? al fin y al cabo muchos empezaron así lavando platos, en barrios pobres y hora son famosos. ¿No dice Coelho en El alquimista que uno es dueño de su destino?, ¿no he sido bombardeado desde niño con películas de superación personal? y de repente estas ilusiones reciben, no solo una negativa tajante si no además vienen acompañados con frases estilo: no tienes voz, olvídalo, dedicate a otra cosa… A una de ellas decidida a no aceptar el veredicto Simon le dijo que saliera y empezara a cantar y que si 5 personas la apoyaban él se retractaba… la escena fue terriblemente dramática porque las personas se fueron alejando una por una, espantadas por la terrible voz de la mujer que tuvo con los ojos llorosos, por primera vez, que enfrentarse a eso. Después de un momento así ya no existe la posibilidad de darse palmaditas en la espalda antes de dormir, de albergar ilusiones vanas… No, no serás cantante, no puedes serlo, esa historia feliz no fue escrita para ti.
Muchos de los que asisten a estas eliminatorias, con los ojos llorosos dicen que lo intentarán de nuevo, que no están dispuestos a rendirse y repiten una a una, todas las frases aprendidas en libros de superación personal. Para muchos ese momento en la televisión en que vieron sus sueños desintegrarse se convirtieron, paradójicamente, en sus 15 minutos de fama y serán, tal vez, lo más notorio que harán en años. Millones de televidentes se habrán reído de su temeridad, de su obstinación y esas cualidades que admiramos en los héroes que nos venden a diario y nos dicen que admiremos se habrán convertido aquí en ridículo patetismo. Algunos serán famosos por malos como el japonés que cantaba Ricky Martín y que tuvo club de fans y algunos conciertos, lo que no deja de ser también muy extraño.
Ayer vi que existen nuevas maneras de convertirse en un ídolo como lo es el consurso mundial de glotonería y durante una hora vi el programa en que seguían dos jóvenes, y esbeltos, muchachos entrenando para batir su propio record de comida. Se lo toman en serio, se entrenan a diario y es realmente importante para ellos como para otras miles de personas que los vitorean y animan. Tras comerse 49 perros calientes como en 10 minutos Takeshi mantuvo su campeonato mundial. Para muchos es una inspiración y un ejemplo seguir….
Ya ni sé cómo se unen estas dos ideas pero me parecen extrañas muchas cosas de este mundo de paparazzis y famosos como Paris Hilton que son famosos por ser famosos. Me parecen raros los discursos de superación personal en un mundo de marketing, rating y creciente superficialidad… me parecen tristes las risas sobre la desgracia ajena así como los aplausos excesivos a actos gratuitos… al final, en todo caso siempre queda lo mismo: hombres y mujeres solitarios en busca de aceptación.