De alguna manera todo me empezó a parecer tan surreal que ya no sabía cómo detenerme para contarlo: ¿un cuento, un reporte, una descripción…? Se me mezclaban palabras y posibilidades en la mente y no logré resolverlo. Tampoco sabía cómo detener la marcha cuando las cosas sucedían tan rápido.
Desde mi llegada me hago esa pregunta…
Sucesión de imágenes:
-Al llegar a la estación veo que el tren est´arrancando. Me subo agitada, ya ahí, recuperando el aliento me dicen que no va para Gaya así que salto de ese tren en movimiento, esperando que me hayan dado la información correcta, y produciendo las risas de los que esperan en el suelo. Entre ellos está Elad, que también se sonríe, y que a partir de ese instante se unirá a mi historia.
– Camino detrás de Elad y Taj…. Elad tiene 29 años, es isrealí y se ha convertido en monje budista, he cambiado mis tiquetes para quedarme con él y asistir a unas ceremonias que no imaginaba, Taj tiene 15 años, es musulman, y está decidido desde su corazón de oro, a no abandonarnos hasta que no quedemos bien ubicados.
– Elad y yo caminamos por Bodhgaya a las 3 de la mañana, las calles desiertas, iluminadas por algunas luces de neón… Elad se cubre con su chal rojo, un perro se nos acerca ladrando, Elad le habla en un lenguaje incomprensible para mí, el perro, manso, se aleja….