-¡Quiero mi tigreeeeeeeeee!
– Se dañó
-No me importa
-Te compraré otro
-Noooooo, este es el que quiero…
-Pero ya no funciona…..
-Pónle una curita, una cinta……
-Funcionará por un rato pero se volverá a dañar.
-No importaaaaaa, no importaaaaaa, era mi tigre, es mi tigreeeee y ese es el que quiero.
– ¿Lo quieres aunque todo salga mal?, ¿aunque se vuelva a dañar porque la cinta se caiga?, ¿aunque la cabeza nunca le vuelva a quedar bien inflada?, ¿segura, segura?
La niña no contesta. Para de llorar. No dice ni sí ni no y quizás no está muy segura, lo cierto es que esa noche duerme mejor porque se abraza a la masa de plástico informe que es su tigre ahora y sin embargo, hoy pidió que no le colocaran la curita.