Skip to main content
Uncategorized

Una historia

By enero 20, 2006abril 25th, 2018No Comments

Mi primer beso me lo dieron a la entrada de un baño. Supongo que eso tiene que significar algo…. Debo decir que el muchacho y yo llevábamos días hablando por teléfono.

Estabamos en vacaciones del colegio y cada vez que me llamaba yo sentía mariposas. Pero, y eso sí que es importante, yo fui la primera que llamó. Mi mamá me dió la idea…»llámalo tú» dijo y me dió una excusa perfecta. Quizás ahí quedé marcada con la sensación de que yo debo, o puedo, ser la de la iniciativa en esos casos. Terminamos por vernos como 15 días después de nuestras charlas interminables y tras una ida a cine en una fiesta de 15.

Allí me tuvo un buen rato, a la entrada de ese baño, intentando hilar un discurso con el que me quería pedir que fuerámos novios. Cuando parecía que lo estaba logrando alguien, que necesitaba el baño, nos interrumpía… «permiso, permiso» y tocaba retomar acompañados de la melodía del inodoro colgándose. Finalmente terminó y yo dije que sí y nos quedamos pasmados. Yo tenía trece años, él 14. Yo, enfrascada en un vestido azul, propio de los ochenta, brillante y esponjado, él de corbata… éramos unos niños. Yo, me creía enamorada. Mi mamá llegó por mí, en realidad había llegado antes pero yo la había convencido de volver un poco después. Me parece verla, hasta ahora caigo en cuenta que quién sabe qué tuvo que ponerse a hacer mientras me esperaba, sola, a esas horas de la noche.

Cuando al fin llegó por mí, el muchacho en cuestión me dió un beso en la boca. Fue un pico. Me pareció íncreible…. en el carro, que es el mismo que manejo ahora, me tocaba los labios impresionada de sentir la humedad de otra saliva en ellos. Durante varios días hablamos por teléfono hasta que al fin fue a verme y salimos a dar un paseo por los parques del vecindario. Yo sabía que la cosa iba a terminar en besos y que esta vez iba a ser más que ese tímido besito.

La caminata fue larga y terminamos debajo de una estructura metálica en algún parque que ahora quisiera visitar…. Se me acercó…. me parece verme…. Apenas sentí su lengua dentro de su boca pensé que eso no estaba entre mis planes…. «¿Cómo, besarse no es acaso un delicado roce de labios?» El intruso me tomó por sorpresa y me produjo bastante asco. LLegué a mi casa extrañada y sentada frente al televisor pensé que estaba jodida… «tengo trece años y besar me parece una porquería, ¿qué se puede esperar del resto?»
Siempre me ha parecido un enigma que terminara, tras semejante sorpresa inicial, por cogerle ráidamente el gusto a la cosa y que a los pocos días estuviera, como buena adolescente, dedicada a besarme durante horas…. Me parece algo triste que esa capacidad besuqueadora se pierda con los años, ¿o acaso es fácil encontrarse a alguien de más de treinta que diga… «uy ayer estuve dándome besos durante cinco horas seguidas»? usualmente se pasa a otra cosa y los besos largos quedan por el camino….. En fin, hoy pensé en eso y en cuando ir al cine era el momento de besarse aún más. Con ese novio estuve tres años y durante ese tiempo pensaba que iba a ser muy raro darse besos con otro que no fuera él (aunque hacía tiempo que no quería estar más ahí), que de seguro me iba a dar asco como la primera vez…. No fue así aunque encontrarse con un cuerpo nuevo siempre es sorpresivo.
Hoy pensé en eso……
Supongo que porque estos días he pensado en inicios y finales, en besos, despedidas y silencios insondables…. supongo que porque esta vez quiero que otro haga la llamada decisiva.

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?