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Las llamadas comedias románticas tienen siempre un público asegurado.  El argumento casi siempre es el mismo, dos personajes que se conocen por casualidad descubren que están enamorados. Las comedias románticas suelen presentar personajes que son fáciles de querer, mujeres bonitas, sencillas y buenas, hombres graciosos y sensibles que se descubren sintiendo algo completamente nuevo. El caso de Love actually  es un poco diferente. Lo primero es que no es una historia la que se cuenta sino 10, 10 vidas que se entrecruzan y en las que el amor cumple un papel importante. Lo segundo es que no todas tratan sobre el enamoramiento, así que ahí está el hombre que acaba de enviudar, el rockero en decadencia que saca un espantoso éxito navideño solo para hacer dinero, el hombre casado tentado a cometer una infidelidad, entre otras.

Algunas son francamente cómicas y tienen como único fin hacernos sonreir  como la del inglés que convencido de que en USA sí será apreciado por las mujeres lo deja todo para cumplir  uno tras otro todos los clichés de fantasía sexual de cualquier adolescente.

Otras como la interpretada por Hugh Grant actuando como el Primer Ministro británico cumplen a cabalidad las premisas de la típica historia rosa. Esta, en mi concepto, es de las más flojas por esta misma razón. Hugh Grant interpreta por enésima vez a este hombre un tanto inmaduro pero de buen corazón con cara de yo no fuí que no puede aceptar lo que está sintiendo. Su encuentro con el presidente  de Estados Unidos es un remedo de crítica y los personajes son bastante caricaturescos.

Sin embargo, a pesar de estas críticas, salvo la película por otras historias, por algunas que son francamente más drámaticas y que no nos dejan con un nudo en la garganta gracias a que son matizadas posteriormente por alguna más superficial.

En medio de las sonrisas producidas por las situaciones incómodas que experimentan ciertos personajes o por los malentendidos, como en el caso de la pareja que no habla un mismo idioma, surgen otras historias. Aquellos que mientras actúan en una película porno descubren que el amor surge gracias a las palabras que pueden intercambiar mientras actúan un sexo descolorido y vacío. Otros, condenados a sentir un amor imposible nos conmueven con su impotencia y desesperación.

Finalmente, diría que aparece el dolor de perder a un ser querido y otras variantes del amor como ese, tan fuerte y especial que experimentamos por nuestros verdaderos amigos, o ese otro, el que sentimos por un familiar y que puede convertirse en un fardo duro de asumir cuando nos imposibilita otras posibilidades del amor.

Al final queda la sensación de que el amor está en todas partes produciendo felicidad pero también lágrimas, zozobra e impotencia. Como sea siempre fuerza vital a la que es difícil mostrarse indiferente.

 

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?